Este año la noche del 14 de agosto fue especial, una noche cargada de sentimientos, pasión, alegría, devoción, fe y esperanza. Una noche especial porque después de un año todos nos volvemos a ver en el mismo sitio, por un mismo motivo; verla a Ella al llegar a Tices.
Rondaban las ocho de la tarde y ya todo estaba listo, las carrozas preparadas en la Plaza Miguel Vizcaíno, los jinetes con caballos y mulos esperaban la salida del Simpecado; otros peregrinos esperaban en “El Puerto” a que la Romería comenzara y los más impacientes aguardaban ya en Tices, rezando y contemplando a Nuestra Señora que lucía en su Camarín más hermosa que nunca.
Al llegar a la primera parada, ya las últimas luces del día daban paso a las estrellas, que iluminaron toda la noche la ermita, el camino y a todos los fieles que durante toda la noche pasaron por Tices.
Con la cerveza, los bocadillos y los refrescos, los peregrinos fueron tomando fuerza, y a su vez las ganas de llegar a la Ermita iban en aumento. Seguidamente las gargantas empezaban a cantar con sentimiento y a la vera del Simpecado se escuchaban letras que salían desde el alma.
Entre cantes, vino y oles, no tardarían en llegar a la segunda parada, con el Santuario a la vista, por lo que el tiempo de descanso se redujo, ya que cada vez la Señora estaba más cerca.
Mientras tanto en el recinto de la Ermita muchos esperaban nerviosos la llegada del Simpecado, que anunciaba el comienzo de numerosos actos de Fe y ofrendas a Ntra. Señora. Ya le rezaban desde hace rato, seguramente pidiéndole salud, trabajo y fuerza para afrontar sus problemas. Otros muchos le darían las gracias, una gratitud reflejada en numerosas ofrendas: hacer el camino descalzos, flores y multitud de velas encendidas en la lonja, que arderían durante toda la noche.
Esta velada fue especial porque nunca antes la Hermandad de la Santa Cruz de Canjáyar había tenido representación en una noche del 14 de agosto. Esta hermandad vecina, recibió a nuestro Simpecado al entrar en Tices, con el cariño y el respeto que todo el año han estado procesando hacia la Señora, en diversas fechas donde han tenido lugar las convivencias y jornadas de amistad en el Santuario.
Este año El Rector del Santuario, junto al presidente de la Hermandad de Ntra. Sra. de Consolación y su insignia y estandarte, recibieron a los peregrinos, acompañados de nuestros hermanos y vecinos de la Hermandad de La Santa Cruz del Voto. Un cariño que demostraron ofreciéndole a la patrona la segunda Misa de la noche oficiada por El Rector del Santuario de Tices, D. José Juan Alarcón.
Pasada la medianoche, tras la Misa y la ofrenda floral de recibimiento de los peregrinos, la Hdad. de la Santa Cruz ofreció su Misa a la Virgen, también oficiada por D. José Juan Alarcón y en la que se contó con la presencia del Coro de la Santa Cruz, quien con sus cantos dio un color especial a la celebración.
Al terminar se dio paso a la Noche de Oración, que culminaría con el tradicional Rosario de la Aurora, que procesiona hasta “La Fuente Martín”, y con la Misa de Alba que este año se ha vuelto a celebrar tras unos años de ausencia.
Ya por la mañana del 15 de agosto, a las doce, dio comienzo la Misa Mayor oficiada por D. Joaquín Gutiérrez, hijo de Ohanes, y acompañada en los cantos por el Coro de San Isidro.
Antes del canto de la Salve, un representante de la Hermandad de Ntra. Sra. de Consolación dijo unas palabras de felicitación a D. Joaquín, en nombre de todo el pueblo, por la celebración de las bodas de oro desde su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en la Iglesia de Ohanes.
Tras la Misa la gente se dirigió a comer, pudiendo disfrutar de la presencia de la Unión Musical PAO que amenizó el medio día con pasodobles y otras piezas de su repertorio.
A las seis de la tarde, después de haber rezado el Rosario, todo estaba listo para comenzar la segunda parte de la Romería; la Señora lucía guapísima en sus andas tras el trabajo de sus Camareras, que previamente habían acondicionado la Sagrada Imagen para su traslado.
Todos aguardaban nerviosos el momento de verla salir de su Ermita; los caballistas esperaban en la puerta y se descubrían al verla pasar; los ojos de los que allí la contemplaban brillaban de alegría; y a los hombros de sus devotos se dirigía al lugar donde se le canta la primera Salve.
La Señora salió de Tices entre el repicar de campanas y el aplauso de los que allí nos encontrábamos, campanas que la despedían mientras alcanzaban a verla, alejándose de su casa otro año más.
Comenzamos el camino en peregrinación acompañando a Nuestra Señora y aunque el calor era sofocante, no hizo mella en los feligreses que con fervor acompañaban a Su Señora. A medida que se aproximaban a Ohanes, se iban incorporando a la procesión más personas.
A las ocho de la tarde comenzaron a doblar las campanas de la Iglesia de la Inmaculada, señal de que la Reina del Cielo llegaba a su destino.
Fue recibida en “El Puntalillo” por un nutrido grupo de fieles junto al presidente de la Hermandad, D. Luis Ferre y algunos de sus miembros a la cabeza. La Unión Musical PAO le rindió homenaje a su llegada con su marcha más especial: “Encarnación Coronada”, en la cual hay una parte en la que se canta el Ave María, que numerosas voces se animaron a entonar esa tarde.
Tras el canto de la Salve en “El Puerto”, la Sagrada Imagen fue trasladada, entre repique de campanas y a través de la multitud que se agolpaba en las calles, hasta la Iglesia, donde la recibieron con todo el cariño y fervor que se puede acumular en un año, aplaudiendo, viéndola de nuevo entrar por el dintel de la puerta de La Parroquia de la Inmaculada, donde inmediatamente comenzó la Misa oficiada por D. Miguel Hernández, párroco del pueblo.
A partir de ahora, comienza la cuenta atrás para el Día Grande, que tendrá lugar el sábado 8 de septiembre, cuando se celebrarán las fiestas patronales en honor de Ntra. Sra. de Consolación, a quien tendremos el gusto de poder admirar en la Parroquia de la Inmaculada durante un periodo de cuatro meses, hasta que el 25 de noviembre vuelva de nuevo a la Ermita de Tices.
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